domingo, 23 de mayo de 2010

La igualdad como herramienta del agente de ventas


Nosotros vivimos en un mundo donde la mimetizaciòn es una herramienta de guerra. Cada grupo y persona proyectan su idea-esperma en el torrente, esperando adoctrinar a otros a efecto de tener un ejercito personal, debemos preguntarnos el por que hacen esto, y en que se diferencia de las otras formas de motivar a las personas – como religión, mercadotecnia, y propaganda.

Habiendo estado un poco alrededor del mundo, supongo que no hay diferencia. Cada quien que intenta hacer la vida conveniente para el individuo, en su singularidad o en un grupo, justifica sus necesidades en los términos de las necesidades de otros.

La Mercadotecnia dice: tu necesitas este producto, que hará tu vida ostentablemente mejor, pero también paga mis cuentas.

Los agentes de ventas de la política, religión o sociedad dicen: tú necesitas esta idea, para que te ostente como una persona inteligente, sin embargo, también me beneficia a mí.

En otras palabras, la mayoría del discurso humano es una variante de la gastada frase: “no lo hago por mi, lo hago por ti”, sin mencionar el beneficio que obtiene el que lo dice.

Con la revolución industrial, este tipo de pensamiento se expandió. La producción en masa significo el advenimiento del mercadeo en masa. La mercadotecnia a su vez significo que las ideas tenían que aparearse para competir con productos tangibles.

En algún momento el “no lo hago por mi, lo hago por ti” fue modificado para apelar a las masas, para que el populacho pudiera sentarse alrededor de alguien que ladra mientras dice en tono: “lo hago todo por ustedes” diría. “esto nos hará a todos mas inteligentes y felices.”

De aquí es donde sacamos nuestra doctrina de igualdad, la vaca sagrada de la civilización occidental – por ahora, “Todos” somos igual de importantes, el “todos” significa que el artífice de esa idea tiene un ejercito personal – ¡claro!, el lo hace por nosotros, aplastaremos aquellos que no crean lo mismo.

Esta es la plena madurez del totalitarismo. En vez de de aplicar medios de control y represión, aquellos que dirigen ese sistema de polaridad mimética, levantan un concepto del “bien” y el “mal” y definen esas ideas en función a lo conveniente a ellos mismos, manipulan a su ejercito personal.

Igualdad significa que todos nos sentimos mejor, por que si tenemos dudas sobre nosotros mismos, nos alejamos de la inclusión del “todos.” Ahora que hemos sido validados como importantes, nos sentimos seguros persiguiendo nuestras necesidades y deseos. Lo llamamos “libertad” y va de la mano con la igualdad.

El pensamiento es; que si todos somos iguales, todos podemos hacer que cada uno de nosotros decida cual es la opción correcta. No pensamos en las consecuencias de la acción individual, como pecar de omisión o el fallar en hacer lo correcto, mientras cada persona este feliz con su decisión el populacho habrá comprado el producto.

Estas ideas se han establecido en el oeste por siglos, ganando ímpetu cada año mientras se vuelven más populares. En este punto ese pensamiento esta tan arraigado en la mente colectiva que si alguien se atreve a romper el tabú y habla en contra de ellas, esa persona tendrá su carrera por terminada—por voluntad de la gente.

Insidiosamente, este proceso se completa aunque muchos encuentren atractivo el mensaje solo por que un grupo mayor esta siempre dispuesto a enfrentar la opción mas deconstructiva. No hay límites. Haz lo que quieras. No hay consecuencias. No es tu culpa. Esto se destila hasta llegar al “las cosas que pasan no tienen relación entre si, excepto por ti.”

Más que la tecnología, este es el moderno paradigma. Es la misma lógica utilitaria que construye centros comerciales, grandes gobiernos, grandes medios, y muchedumbres de gente enojada protestando por más derechos deconstructivos. “!No me hagas hacer nada que yo no quiera!”

En su separación del forcejeo natural por la sobrevivencia, la humanidad se ha convertido en su propia niñera. Nos prometemos cosas a nosotros mismos y luego nos rebelamos en nuestra contra cuando queremos más, sin embargo, estamos divorciados de sopesar si aquello que queremos es racional en el mundo físico.

No es diferente al niño que exige a su niñera que le alimente con nada más que helado, aunque esto lo haga enfermar – no necesariamente el día de hoy, pero con certeza la próxima semana.

Como el vendedor de drogas que accidentalmente prueban su propio producto, nuestra especie se ha vendido a su misma una lista de bienes, empezando con la premisa de que todos podemos vender ideas y productos si colectivamente negamos que el que las vende tiene su propio interés, aun cuando la agenda se aplique a otros.

Como es sabido, la mercadotecnia empieza con la promesa de ser mas inteligente que los demás -- los demás no tendrán éxito, no tienen este producto – esto tiene aplicación en el esquema de Ponzi de las decisiones humanas individuales, donde si una persona escoge una ilusión, otros lo seguirán por que saben que otros lo siguen, y los respaldan.

Claro, fue ingenuo asumir todo este tiempo que no habría consecuencias. Y las hay, ahora treinta años después, nos despertamos en el hecho de que:
  • Hemos eliminado los espacios naturales abiertos que las especies utilizan para multiplicarse, esparcirse, cazar y anidar.
  • Hemos hecho toxica la mayoría de nuestro aire y agua.
  • Hemos creado feas y utilitarias ciudades de formas cuadradas.
  • Nuestras sociedades recompensan los grandes dramas por que el drama es necesario para sobreponerse a la igualdad.
  • Estamos entrando en una era de constante conflicto político donde los deseos ilimitados se topan con una realidad finita.
  • Nos hemos entorpecido insistiendo en la igualdad en vez de recompensar lo excepcional.
  • Nuestro entorno puede o no estar preparándose para destruirnos – nuestras autoridades aun no se ponen de acuerdo.

Si preguntas a cualquier persona moderna cuales son sus angustias, una vez que estés mas allá de las mensualidades de pago de su vehiculo y su dolor de muelas, encontraras que estas consecuencias son la raíz de su miseria. Esencialmente, la infraestructura social esta podrida y ha sido reemplazada por la preferencia social, en donde el mas bajo común denominador ha sido coronado como lo optimo.

Mientras esas consecuencias se muden con nosotros, y se sientan como en casa, veremos como la fachada de la igualdad comienza a desvanecerse. Es bueno decirle a todos que son iguales cuando aparentemente tenemos riqueza industrial ilimitada; es otra cosa cuando encaramos escasez de recursos, una decadencia ambiental terrible, y la inestabilidad política que los conflictos étnicos, religiosos o de recursos (agua y petróleo) traerán.

No es implausible imaginar un futuro donde emerge un Estado autoritario, uno basado en la idea de la inigualdad como sabiduría. Dicho Estado podría recortar la población con pruebas de coeficiente intelectual y luego compeler a su población a competir, mientras aquellos sabios vigilan y eliminan a los de mal carácter moral.

Este Estado forjado en sangre terminaría siendo el lugar mas pacifico en la tierra por que haber eliminada la única verdadera inigualdad – en el que la gente tiene diferentes niveles de competencia y carácter moral. Donde los factores de selección son más rigurosos, habrá gente mas fuerte y uniforme, entonces tendrán menos conflictos internos.

Mientras los medios lo niegan, y nuestros políticos no hablan de ello, el tiempo se acerca. Estamos en deuda con nuestro futuro. Hemos desperdiciado lo que teníamos en nombre del confort común. Y ahora mismo, tendremos que pagar el precio, el futuro pertenecerá a aquellos que se sobrepongan a esto antes que las masas.


TEXTO ORIGINAL POR: Vijay Prozak